martes, 10 de abril de 2012

PTA en el aniversario del Partido Revolucionario Cubano (PRC)




Los militantes que estamos detrás de este blog para el Pueblo Trabajador Andaluz tenemos como referente imprescindible a Cuba. Al Pueblo Cubano y sus revoluciones. No se nos olvida que la revolución que tumbó a Batista el 1 de enero de 1959 tuvo su antesala en la lucha de los cubanos contra España. Una lucha que el imperio español afrontó con la cerrazón habitual y la utilización de bárbaros métodos. Una barbarie, conocida ya antes en la historia de Andalucía, que en Cuba se tradujo en los campos de concentración para jornaleros del general español Weyler para erradicar cualquier apoyo popular a los luchadores por la liberación de Cuba. Hoy 10 de abril se celebra el aniversario de la creación del Partido Revolucionario Cubano de José Martí, creado en 1892, y que sirvió para la definitiva emancipación cubana de España. Saludamos la efeméride reproduciendo un artículo publicado en el diario cubano Gramma.

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“¡Bello es ver a un Partido de la Revolución, que quiere seguir la obra radical de los padres y criar raíces nuevas!”

Como lo definiera su fundador, José Martí, el Partido Revolucionario Cubano (PRC) creado el 10 de abril de 1892 fue "un partido de revolución", y tuvo este carácter porque rompió los moldes establecidos por los partidos políticos tradicionales y fijó nuevas pautas para conducir la lucha revolucionaria. Fue un partido revolucionario para hacer la revolución.

El Partido Revolucionario Cubano no era un conglomerado de elementos dispersos, de individuos ligados espontáneamente a un partido —al viejo estilo—, sino un conjunto de organizaciones que se nucleaban para la lucha revolucionaria en torno a un amplio y profundo programa político, expuesto en sus Bases, y que acataban y cumplían los lineamientos internos y principios organizativos del partido, contenidos en sus Estatutos Secretos.

En su estructura y en sus principios organizativos e ideológicos el PRC desbordó y superó lo hecho hasta entonces. Era un vehículo nuevo, un nuevo partido surgido de una conjugación dialéctica de medios y fines. No habría podido ser "un partido de revolución", solo por su estructura y organización, sin unos propósitos y objetivos definidos, sin un programa político que le diera razón de existir. Pero a la vez solo esos propósitos y objetivos, solamente ese programa político, exigía esa estructura y organización. Es así como la concepción martiana del partido no surge circunscrita solo a una cuestión de método. Ella está indisolublemente ligada al alcance y a la profundidad de los objetivos de la revolución.

El análisis hecho por Martí de las circunstancias, particularidades y condiciones de la época, su estudio profundo de los factores internos y externos que confluían en aquel momento, le permitieron concebir el programa político por el que había que luchar. En él se recogían los tres aspectos básicos a resolver entonces: la independencia de Cuba y Puerto Rico de la metrópoli española, la lucha contra el enemigo imperialista y la instauración en nuestra Patria de una república "laboriosa y justiciera".

En el mundo de fines del siglo XIX, en la Cuba de la década del 90, la magnitud de este programa político requería un instrumento idóneo para llevarlo a vías de hecho: el partido.

Por otra parte, el Partido también fue fruto del análisis del estudio de los errores de la Guerra Grande, de las causas que la condujeron al Zanjón, de la interpretación de fenómenos como el regionalismo, el caudillismo y otros, y de las respuestas y soluciones que Martí encontró para obviar y superar los resultados nocivos que estos problemas provocaban en la lucha revolucionaria. El Partido fue precisamente el método concebido por Martí para salvar todos esos viejos obstáculos, unir las fuerzas, organizar y conducir la guerra de independencia.
Por imperativo histórico, el Partido Revolucionario Cubano tenía que continuar el proceso revolucionario iniciado en 1868 por los Padres de la Patria, pero, lógicamente, superando la etapa anterior y alcanzando niveles superiores. Atrás había que dejar los factores que crearon la desunión y el divisionismo que llevaron al traste a la Guerra de los Diez Años y, a ese efecto, era imprescindible unificar las fuerzas revolucionarias. Hermanar la generación nueva a la vieja generación. Ligar indisolublemente los veteranos a los "pinos nuevos". Fundir en un solo espíritu de combate la Isla y la emigración. Sin ello no podría siquiera comenzarse la nueva contienda, y mucho menos garantizarse su éxito.

Fue en el Partido que se plasmó la unidad de todos los revolucionarios, como lo explicaba Martí en el artículo "El Partido Revolucionario Cubano", publicado en Patria el 3 de abril de 1892, al expresar que "a la palabra partido se amparan, para decir que se unen en esfuerzo ordenado, con disciplina franca y fin común, los cubanos que han entendido ya que, para vencer a un adversario deshecho, lo único que necesitan es unirse".
La unidad que logró y mantuvo el Partido organizado por Martí es uno de los aportes político-revolucionarios más valiosos que nos legara el Apóstol. La concepción martiana sobre el Partido fue novedosa, clara y precisa.
Así ha dicho Fidel: "Como el Partido Revolucionario Cubano de la independencia, hoy dirige nuestro Partido la Revolución" y enarbolamos como una de sus consignas aquel pensamiento de Martí que dice "¡Bello es ver a un partido de revolución, que quiere seguir la obra radical de los padres y criar raíces nuevas!".


http://www.granma.cubaweb.cu/2012/04/10/nacional/artic06.html